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LOS NIÑOS Y LOS SANGRADOS. ENTENDIENDO PORQUÉ TIENEN QUE TOMAR SU TRATAMIENTO DE FACTOR

Es común que los niños no puedan expresar lo que sienten cuando tienen un sangrado. Reconocer cuándo comienza es importante para intervenir a tiempo.

¿CÓMO SE RECONOCE UN SANGRADO DENTRO DEL CUERPO?
Si los menores tienen un sangrado, por ejemplo en un codo, de repente puede que no quieran usar ese brazo. Si es en una pierna, no harán tanta presión a la hora de caminar o no querrán caminar.

También es fundamental tocar el área y determinar si está caliente. Esto ocurre cuando se revienta un vaso sanguíneo y la sangre se va acumulando en un área específica. Si el sangrado no para, vendrá la inflamación, luego se impedirá el movimiento y finalmente habrá dolor.

SITIOS COMUNES DENTRO DEL CUERPO DONDE PUEDEN SUCEDER LOS SANGRADOS
Aunque un sangrado espontáneo puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, los pacientes con hemofilia sangran con frecuencia en las articulaciones, donde se unen los huesos: los dedos, las muñecas, los codos, los hombros, los tobillos y las rodillas…

ALGUNAS OPCIONES PARA DETENER EL SANGRADO

  1. NO INVASIVO. PRIMEROS AUXILIOS.

Prevención: es lo mejor.

Reposo: no usar la zona del sangrado.

Enfriamiento: con hielo.

Compresión: hay que hablar con el médico para hacerlo de forma correcta y que esto no impida el torrente sanguíneo.

Elevación de la zona afectada.

  1. TRATAMIENTO DE REEMPLAZO.

Aumentar el nivel de factor en el cuerpo para detener o prevenir los sangrados, reemplazando el factor que falta VIII – IX.

Cuando es tratamiento o factor se puede hacer:

A demanda: una vez que se ha producido la herida o hemorragia. En este caso, si fuera necesario el factor, este se administra en la dosis y periodicidad adecuada para detener la hemorragia.

Inmediatamente: cuando reconocemos que hay un sangrado, se busca prevenir que ese sangrado vaya a causar un daño mayor.

Programado o Profilaxis: prevención antes de que ocurran los sangrados, mantener altos los niveles de factor. Tratamiento óptimo para las personas que tienen hemofilia severa.

No olvide que antes de realizar cualquier acción siempre es importante tener el concepto de su médico.

PARA CONSIDERAR. LAS AUTOINFUSIONES Y PILAS CON EL PESO CORPORAL

  • Algunos especialistas consideran importante aprender a hacer las infusiones en el hogar. Primero, que las hagan los padres a sus hijos y poco a poco que sean los mismos niños, pues así podrán hacerlo en la escuela, si lo llegan a requerir o si desean ir a salidas como campamentos.
  • No olvidar que la dosis de factor está basada en el peso corporal y en el tipo y severidad de hemofilia.
  • Tenga en cuenta que en los niños el peso es cambiante porque crecen rápidamente, por tanto, tiene que haber un ajuste frecuente en el factor. Un adulto sí puede hacer su monitoreo una vez al año.
  • Una persona que quizá tenga hemofilia leve no necesitaría profilaxis, pero sí puede usar factor para ir al dentista, por ejemplo.

HAY SANGRADOS QUE SE DEBEN TOMAR MÁS EN SERIO QUE OTROS

  • Sangrados en la cabeza, en la garganta y en el abdomen deben ser considerados de emergencia y hay que reaccionar pronto. Es posible que requieran infusiones más intensas y frecuentes. La dosis de factor que regularmente se aplica pueda cambiar en estos casos.
  • Los niveles de factor en el cuerpo aumentan en el momento de una infusión, pero no se mantienen, sino que van bajando, como la carga de un teléfono celular.
  • Consulte con su médico y tenga claro cómo es que su cuerpo está usando ese factor.
  • Si va a empezar a hacer una actividad y no quiere tener el riesgo de un sangrado, este peligro puede ser menor si está alto el nivel de factor.
  • El factor VIII tiene una vida media en el cuerpo entre 8 y 12 horas.
  • Si hay un sangrado en la nariz, no debe sujetar y levantar la cabeza hacia atrás, esto genera que la sangre vaya hacia adentro y puede irritar el estómago, generar vómitos u otro sangrado.

ENFOCARSE EN LAS HABILIDADES Y NO EN LAS LIMITACIONES

  • Recuerde que es importante que los niños pierdan el miedo, sáquelo de la situación para que pueda ponerse el factor más tranquilo. Pregúntele a dónde le gustaría viajar, qué ropa se pondría, cómo se imagina ese lugar, qué haría allí.
  • Para contribuir a su desarrollo físico e intelectual, no lo limite e inclúyalo en diferentes actividades. Sino puede hacer algo porque implica un riesgo, muéstrele qué otras opciones tiene a cambio.
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